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Entre pinceles y dolor: El legado de Frida Kahlo en la lucha contra la Ansiedad y la Violencia de Género 

Recientemente se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación contra la Violencia a las Mujeres, mientras que también, se inicia una época importante de ansiedad a raíz de la cantidad de eventos sociales de fin de año. Es por esto por lo que, quisimos recordar a Frida Kahlo no solo como la extraordinaria pintora mexicana, sino como un ícono de la lucha contra la ansiedad y la violencia de género. Su vida, marcada por el dolor físico y emocional, se convirtió en un testimonio de resiliencia a través de su arte. 

‘Todo lo que me duele, lo sustituye la pintura’ 

Desde temprana edad, Frida enfrentó desafíos, diagnosticada con polio a los seis años y luego un accidente de tranvía a los 18 años. Estos eventos desencadenaron una lucha constante con la ansiedad y la depresión. Sin embargo, en medio del dolor, encontró consuelo en la pintura. Sus autorretratos, reflejo de su propia realidad, fueron la ventana a su mundo interior. 

La ansiedad se manifestó en la obra de Frida como un componente crucial de su expresión artística. Sus autorretratos reflejan no solo la realidad tangible sino también la tumultuosa corriente subyacente de sus emociones que consiguió canalizar en sus obras a través de temas como muerte, dolor, desamor, violencia de género e incluso maternidad, tras sus varios abortos no deseados.  

“Mi pintura lleva dentro del mensaje del dolor… Todo lo que me duele, lo sustituye la pintura” es una de las frases que lleva su diario, es que la ansiedad se convirtió en musa y tormento de Frida, alimentando su creatividad, pero también sumiéndola en profundidades emocionales.  

“Han ocurrido dos accidentes en mi vida. Uno es el del tranvía; el otro, es Diego. Diego fue el peor de todos” 

Su matrimonio con Diego Rivera, otro gran artista de origen mexicano, el 21 de agosto de 1929, fue un torbellino de desamor y traición. Esta unión tuvo más lágrimas que sonrisas para la artista, las infidelidades, las pérdidas reproductivas y el dolor crónico aumentaron en demasía los episodios de ansiedad y depresión en Frida. Ella, conocida por su personalidad apasionada, continuó inmersa en una relación de violencia de género y exploró su sentir a través del arte. 

La obra ‘Diego y Frida’ (1944), pintada como regalo en el decimoquinto aniversario de boda, representa la mitad de ambos rostros, pero sin encajar, con una Frida seria y él sonriente, encarnando una alegoría en la que no pueden existir sin el otro. También nos encontramos con ‘Unos cuantos piquetitos’ (1935) que encarna la violencia de género que sufrió Frida en su relación en el contexto de un femicidio de la época.  

Además, recordamos a Frida desafiando los estereotipos y normas de género a través de sus obras y autorretratos, donde contra toda exigencia social y cultural, exhibió su vello facial reafirmando su identidad en la lucha contra sus enfermedades mentales y físicas, su dolor, las adversidades y la relación tormentosa con Diego. Todo ello la convirtió en ícono de resiliencia, autenticidad y feminismo.  

“Pies… ¿para qué necesito pies si tengo alas para volar?” 

Frida pintó su verdad hasta el final, enfrentando una salud física y mental precaria con episodios constantes de ansiedad. Su última amputación de la pierna derecha en 1953 fue un golpe devastador. Sin embargo, con la fortaleza que la caracterizaba, exclamó: “Pies… ¿para qué necesito pies si tengo alas para volar?”.  

Aunque la sombra del suicidio rondó su vida, sobrevivió hasta su muerte el 13 de julio de 1954, generada por ‘embolia pulmonar’ en su ‘Casa azul’ de Coyoacán, donde vivió con Diego Rivera, quien reconoció haber ejercido violencia de género a Frida, tras su muerte. “Demasiado tarde me daba cuenta de que la parte más maravillosa de mi vida había sido mi amor por Frida, aunque realmente no podría decir que, si me fuera dada otra oportunidad, me comportaría con ella de manera diferente. Cada hombre es producto de la atmósfera social en la que crece y yo soy quien soy. No tuve nunca moral alguna y viví sólo para el placer, doquiera que lo encontrara (…) Si amaba a una mujer, mientras más la amaba, más deseaba lastimarla. Frida solo fue la víctima más obvia de esta desagradable característica de mi personalidad”. 

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